Estamos en el jubileo 2025. En la iglesia siempre los jubileos han tenido gran
importancia espiritual, eclesial y social. Tiempo especial de gracia, de perdón, de la
misericordia de Dios. La historia es testigo de cómo a través de las peregrinaciones han
atravesado la Puerta Santa y venerando las reliquias de los Apóstoles Pedro y Pablo
multitud de hombres y mujeres, fortaleciendo su fe para ser testigos de esperanza.

El jubileo es júbilo, alegría, porque nos invita a plantarnos y a ser críticos y poner tierra
por medio con relación a nuestro pasado, buscando más sentido humano a nuestros
quehaceres, escuchando las nuevas voces del Espíritu, haciendo caso a la Promesa de
Jesús para vivir con esperanza.
En el año preparatorio (2024) el Papa pide una “sinfonía de oración” y nos recuerda
que: “Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido
dada,… como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos urgente. Ojalá que
las voces de los pobres sean escuchadas y según el mandato bíblico, se devuelva a cada
uno el acceso a los frutos de la tierra, (Lv 25,6-7)”. Un enfoque desde la dimensión social,
para que la conversión sea coherente. Si ser vulnerables es esencial del ser humano,
el cuidarnos, acompañarnos y regalar esperanza será muy apropiado en este jubileo.

Descargar documento